lunes, 9 de julio de 2018

LO QUE DIOS DISPONGA

A eso de caer y volver a levantarte, de fracasar y
volver a comen­zar, de seguir un camino y tener
que equivocarte, de encontrar el dolor y tener que
afrontarlo, a eso, no le llames Adversidad,
llá­male sabiduria.
A eso de sentir la mano de Dios y saberte impotente,
de fijarte una meta y tener que seguir otra, de huir
de una prueba y tener que encararla, de planear un
vuelo y tener que recortarlo, de as­pirar y no poder,
de querer y no saber, de avanzar y no llegar, a eso,
no le llames Castigo, llámale una enseñanza.
A eso de pasar días juntos radiantes, días felices y
días tristes, días de soledad y días de compañía, a
eso, no le llames rutina, llámale experiencia.
A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan y
tu cerebro funcio­ne y tus manos trabajen y tu alma
irradie y tu sensibilidad sienta y tu corazón ame, a
eso, no le llames poder humano, llámale milagro.

 Dispones ante mí un banquete
en presencia de mis enemigos.
Has ungido con perfume mi cabeza;
has llenado mi copa a rebosar.

                        Salmos 23:5

No siempre nuestras vidas se parecen a lo que
quisimos o soñamos, pero seguramente podemos
contar con una vida mejor de lo merecemos
gracias a Dios.
Sin importar cuales sean las circunstancias que
vivas es importante que reconozcamos que todas
ellas son usadas por Dios para nuestro bien.
Con ellas Dios conforma nuestro carácter al de
Cristo y se nos permite descubrir la belleza en
la sencillez, la sabiduría que hay en la humildad,
y la oportunidad de amar que se esconde
en nuestro enemigo.
Dios sabe disponer de un banquete delante de
 nuestras angustias para que nos descubramos
ungidos por su gracia y llenos del contentamiento
q solo Dios puede dar, aun en las más difíciles
circunstancias.


NO JUZGES A TU PROJIMO SOLO ENTREGALE TU CORAZON

Pero a vosotros los que oís, os digo:
Amad a vuestros enemigos, haced bien a
los que os aborrecen;
bendecid a los que os maldicen, y orad
por los que os calumnian.
Al que te hiera en una mejilla, preséntale también
la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica
le niegues.
A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo
que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.

Y como queréis que hagan los hombres con
vosotros, así también haced vosotros con ellos.
Porque si amáis a los que os aman,
¿qué mérito tenéis?
Porque también los pecadores aman a los que
los aman.
Y si hacéis bien a los que os hacen bien,
¿qué mérito tenéis?
Porque también los pecadores hacen lo mismo.
Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis
recibir, ¿qué mérito tenéis?
Porque también los pecadores prestan a los
pecadores, para recibir otro tanto.

Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced
bien, y prestad, no esperando de ello nada;
y será vuestro galardón grande, y seréis hijos
del Altísimo; porque él es benigno para con
los ingratos y malos.
Sed, pues, misericordiosos, como también
vuestro Padre es misericordioso.
No juzguéis, y no seréis juzgados; no
condenéis, y no seréis condenados; perdonad,
y seréis perdonados.
Dad, y se os dará; medida buena, apretada,
remecida y rebosando darán en vuestro regazo;
porque con la misma medida con que medís, os
volverán a medir.
                           
                                          Lucas 6:27/38

Leyendo este Evangelio de Lucas me hizo mucho
reflexionar acerca de un sueño que tuve anoche y
para que esa persona que me hablo en sueños era
grandiosa y me dio a entender lo que es darse a sí
mismo, dar el corazón, precisamente a los que no
nos quieren, que nos hacen mal, a los enemigos.
Esta es la novedad del Evangelio.
Jesús nos muestra que no hay mérito en amar a
quien nos ama, porque eso también lo hacen los
pecadores.
Los cristianos, sin embargo, estamos llamados a
amar a nuestros enemigos.
Hacer el bien y prestar sin esperar nada a cambio,
sin intereses y la recompensa será grande.
Para mi estas son las enseñanzas de mi Padre
que significa ir detrás de Jesús.

Y podríamos decir: '¡Pero, yo... yo no creo que sea
capaz de hacerlo!
Si no lo crees, es tu problema, pero el camino
cristiano es este.
Este es el camino que Jesús nos enseña. 
¿Y qué debo esperar?
 Ir sobre el camino de Jesús, que es la misericordia;
ser misericordiosos como el Padre es misericordioso.
Solamente con un corazón misericordioso podremos
hacer todo aquello que el Señor nos aconseja.
Hasta el final.
La vida cristiana es una vida que sale de sí misma
para darse a los otros.
Es un don, es amor, y el amor no vuelve sobre sí
mismo, no es egoísta se da.

En este mundo amamos a los que nos aman;
hacemos el bien a quienes nos lo hacen y
prestamos a quienes sabemos nos lo van a
devolver.
Una conducta muy razonada, que no compromete
en nada.
Pero obrando así, ¿qué es lo que nos distingue de
los que no tienen fe?.
Al cristiano se le pide un algo mas en su vida: amar al
prójimo, hacer el bien y prestar sin esperar recompensa,
pues eso es lo que hace Dios con nosotros, que nos
ama primero para que nosotros le amemos.

Tenemos que adelantarnos a hacer el bien, para
despertar en el corazón de los otros sentimientos
de perdón, de entrega, de generosidad, paz y gozo;
así nos vamos pareciendo al Padre del cielo y vamos
formando en la tierra la familia de los hijos.

Transformar los problemas y conflictos del día de hoy en oportunidades para crecer en la confianza  de Dios.

Señor, Dios Todopoderoso, rico en misericordia y
perdón, mira nuestra torpeza para amar, nuestra poca
generosidad en la entrega y nuestra dificultad a la hora
de perdonar te pido perdon por que quien soy yo para
condenar,  jusgar o hacer a un lado al hermano que ha sido rechazado por que cometio un error perdoname
Padre Celestial Te pedimos nos concedas un corazón misericordioso que se compadezca de las necesidades
de nuestros hermanos.




Que pasen buenas y bendecidas noches.. Cuando sumida estaba yo en mis angustia y en mi dolor, y no había motivación en mi vida para que yo...