sábado, 31 de marzo de 2018

UNA HISTORIA INOLVIDABLE

Los Evangelios de Mateo y Marcos relatan una breve historia de una mujer, cuyo nombre no se menciona, a quien el Señor Jesucristo exaltó de una manera digna de nuestra consideración.
Mateo 26:13:
De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.
Marcos 14:9:
De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.
El propósito de este estudio es contar lo que estos dos relatos dicen que esta mujer hizo en lo cual hallamos un gran aprendizaje para nuestro andar cristiano y al mismo tiempo para brindar un tributo a esta maravillosa mujer.
Además, dice que dondequiera que se predique este evangelio se deba contar este bello acto de esta mujer para memoria de ella.
Mateo 26:6:
Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso.
El evento relacionado con este mujer tomó lugar en Betania en casa de Simón el leproso durante una de las cenas en que participó el Señor Jesucristo antes de sus padecimientos.
Esta cena es la segunda que se registra en los evangelios antes de sus sufrimientos y sucedió domingo por la noche en el 12 de Nisan. El Señor Jesucristo cenó en la casa de un hombre llamado Simón y ahí tuvo el encuentro con la mujer que se menciona a continuación.
Mateo 26:7:
Vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa.
Nótese que esta mujer ungió al Señor Jesucristo en la cabeza, en contraste a Maria la hermana de Lázaro quien lo había ungido en sus pies, relatado en Juan capitulo 12.
En esta ocasión la mujer trató al Señor Jesucristo como a un rey que estaba siendo ungido. Ella trajo un vaso de forma cónica pequeño de alabastro lleno de perfume, (Arameo MSHKA) ungüento, y le ungió la cabeza. La palabra aramea MSHKA viene de la misma raíz de la palabra MSHIKA, de la cual se deriva nuestra palabra española “Mesías” que significa “El Ungido”.
Esto sucedió estando él sentado a la mesa. En la cultura Oriental se comía en el piso con las piernas cruzadas, algunas veces se recostaban en almohadas o cojines. Al comer, se colocaba una mesa de muy baja altura o un pedazo de tela o lienzo en su lugar y encima se ponían los alimentos.
Dos veces el Señor Jesucristo había sido ungido con aceite, una vez en los pies y en esta ocasión en la cabeza, una unción completa para un completo Salvador, de pies a cabeza. El relato en Juan l2, donde se menciona la unción del Señor Jesucristo en los pies, enfatiza el servicio a él como Señor.
En este relato se enfatiza a Cristo como el rey, el Ungido. Aunque no se menciona el nombre de la mujer que llevó a cabo la unción, no se enfatiza quien era ella, sí es digno de recordar para siempre el amor que esta mujer manifestó.
Mateo 26:8-9:
Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: Para qué este desperdicio? Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres.
A pesar del acto amoroso de esta mujer los discípulos la censuraron, la desaprobaron.
Tres días después de la cena anterior, en Juan 12, sus discípulos estaban molestos y quizás Judas Iscariote tuvo una gran influencia sobre ellos porque el tampoco había estado de acuerdo con María la hermana de Lázaro cuando ésta ungió sus pies con un perfume igualmente costoso y muy posiblemente de la misma clase al que se menciona en ese relato.
Estos discípulos o bien habían olvidado o ignorado la redargución que el Señor Jesucristo le había dado a Judas en esa ocasión.
Mateo 26:10:
Y entendiéndolo Jesús, les dijo: Por qué molestáis a esta mujer? Pues ha hecho conmigo una buena obra.
La buena obra que esta mujer había hecho fue su acto de amor hacia el Señor Jesucristo, asunto que los discípulos no percibieron, pero el Señor Jesucristo sí lo había entendido así y valientemente defendió a esta mujer de las acusaciones.
Mateo 26:11-12:
Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendreis porque al derramar este perfume sobre mi lo ha hecho a fin de prrpararme la la sepultura.
Puesto que ese aceite se usaba para varios propositos entre los cuales estaba la uncion de los cadaveres para el entieero, el Señor jesucristo asocio esta uncion con su entierro porque sabia que su muerte serian eminentes. Que gran amor demostro el señor jesucristo al defender a esta mujer mientras los dicipulos la criticaron y murmuraron en contra de ella.
Mateo 26.13
  • De cierto os digo donde quiera que se predique este evangelio, en todo el mundo tambirn se contara lo que esta ha hecho para memoria de ella.

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