Señor, gracias por salvarme, por sacarme de las
tinieblas a tu luz maravillosa.
Gracias por el privilegio de saber que no hay
nada que me preocupe que no sepas.
Señor, solo te pido que mientras atravieso las
pruebas de la vida, ayúdame a mantener mis ojos
enfocados en ti ya hacerme aprender las lecciones
que deseas que aprenda.
Que yo también salga de estas pruebas tan puras
como el oro.
Te amo y te bendigo.
En el Nombre de Jesús
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