Cuando el cielo este gris, acuérdate cuando
lo viste profundamente azul.
Cuando tengas frío, piensa en un sol radiante
que ya te ha calentado.
Cuando sufras una derrota, acuérdate de tus
triunfos y de tus logros.
Cuando necesites amor, revive tus experiencias
de afecto y ternura.
Acuérdate de lo que has vivido y de lo que has dado
con alegría.
Recuerda los regalos que te han hecho, los abrazos
y besos que te han dado, los paisajes que has
disfrutado y las risas y lagrimas que de ti han salido.
Si esto has tenido, lo puedes volver a tener y lo que
has logrado, lo puedes volver a ganar.
Alégrate por lo bueno que tienes y por lo bueno de los
demás, acéptalos tal como son; deshaste de los
recuerdos tristes y dolorosos, y sobre todo no tengas
ningún rencor, no te lastimes más.
Piensa en lo bueno, en lo amable, en lo bello y
en la verdad.
Recorre tu vida, detente en donde haya bellos recuerdos
y emociones sanas y vívelas otra vez.
Visualiza aquel atardecer que te emocionó.
Revive esa caricia espontánea que se te dio.
Disfruta nuevamente de la paz que ya has conocido,
piensa y vive bien.
Allí en tu mente están guardadas todas las imagines;
¡Y sólo tú decides cuáles has de volver a mirar!.
No hay carga que se nos dé y no tengamos la
capacidad de llevar.
Busca siempre vivir el presente aprendiendo del
pasado, no cargues con situaciones y problemas
que ya han pasado.
Solo piensa un momento...
¿Cuál era tu mayor problema hace años?
Probablemente ahora no sea nada.
¿Por qué vivir tristes por ellos?
Pero sobre todo, acuérdate de tu Creador
Jehova de los ejercitos...
Él siempre se acuerda de tí.
El día que estuviste delante del Señor
tu Dios en Horeb, cuando el Señor me dijo:
“Reúneme el pueblo para que yo les haga oír mis
palabras, a fin de que aprendan a temerme todos
los días que vivan sobre la tierra y las enseñen a
sus hijos.”
Deuteronomio 4:10
No tengas temor de ellas; recuerda bien lo que el
Señor tu Dios hizo a Faraón y a todo Egipto.
Deuteronomio 7:18
lo viste profundamente azul.
Cuando tengas frío, piensa en un sol radiante
que ya te ha calentado.
Cuando sufras una derrota, acuérdate de tus
triunfos y de tus logros.
Cuando necesites amor, revive tus experiencias
de afecto y ternura.
Acuérdate de lo que has vivido y de lo que has dado
con alegría.
Recuerda los regalos que te han hecho, los abrazos
y besos que te han dado, los paisajes que has
disfrutado y las risas y lagrimas que de ti han salido.
Si esto has tenido, lo puedes volver a tener y lo que
has logrado, lo puedes volver a ganar.
Alégrate por lo bueno que tienes y por lo bueno de los
demás, acéptalos tal como son; deshaste de los
recuerdos tristes y dolorosos, y sobre todo no tengas
ningún rencor, no te lastimes más.
Piensa en lo bueno, en lo amable, en lo bello y
en la verdad.
Recorre tu vida, detente en donde haya bellos recuerdos
y emociones sanas y vívelas otra vez.
Visualiza aquel atardecer que te emocionó.
Revive esa caricia espontánea que se te dio.
Disfruta nuevamente de la paz que ya has conocido,
piensa y vive bien.
Allí en tu mente están guardadas todas las imagines;
¡Y sólo tú decides cuáles has de volver a mirar!.
No hay carga que se nos dé y no tengamos la
capacidad de llevar.
Busca siempre vivir el presente aprendiendo del
pasado, no cargues con situaciones y problemas
que ya han pasado.
Solo piensa un momento...
¿Cuál era tu mayor problema hace años?
Probablemente ahora no sea nada.
¿Por qué vivir tristes por ellos?
Pero sobre todo, acuérdate de tu Creador
Jehova de los ejercitos...
Él siempre se acuerda de tí.
El día que estuviste delante del Señor
tu Dios en Horeb, cuando el Señor me dijo:
“Reúneme el pueblo para que yo les haga oír mis
palabras, a fin de que aprendan a temerme todos
los días que vivan sobre la tierra y las enseñen a
sus hijos.”
Deuteronomio 4:10
No tengas temor de ellas; recuerda bien lo que el
Señor tu Dios hizo a Faraón y a todo Egipto.
Deuteronomio 7:18
No hay comentarios.:
Publicar un comentario