viernes, 25 de mayo de 2018

DIOS ME RESPALDA

No hay nada más triste que ignorar lo más
bueno y hermoso que existe y existirá.
Por eso Jesús reina en mi corazón y
siempre, aunque indigna yo, tengo un
amigo incondicional que me perdona
mis iniquidades.
En los momentos más tristes, cuando
las lágrimas ya asoman,
Él me recuerda que nunca estaré sola y
que puedo agarrarme fuerte a su hombro.
Su palabra es un manantial que siempre
existirá.
El es quien se ríe y llora conmigo, es quien
da saltos de júbilo en los momentos más
felices de mi vida y quien hace que mis
pequeños avances en la vida sean noticia
dónde está el Padre.
Siempre joven de corazón y dispuesto a
ser mi escudo, el rostro que aparece en
la multitud y en lugares solos y oscuros,
quien me recoge del suelo cuando no
quiero ni levantarme.
Él es un abrazo tan preciado que me
sana el corazón.
Aunque me sienta desesperads y perdida,
 Jesús me está levantando constantemente,
Él se acuerda de mi cada momento.
Para Él siempre somos el mérito mayor,
su atención principal, Jesús es quien nos
da valor y dibuja una sonrisa en nuestros
labios cuando no hacemos más que
sentir dolor.
Yo sé que por muy dura que sea mi vida
nunca veré su espalda, su dedo señalándome,
en cambio, veré sus manos abiertas
ofreciéndome consuelo y paz.
Es triste no conformarse con Jesús,
su abrazo de sentimiento indecible y
su voz llena de esperanza, es capaz de
iluminar cada corazón por difícil que
parezca la obra. Ese es Jesús, quien
toca cada día los corazones y calma
nuestra sed.
Nunca aburro a Jesús con mi tristeza
y mis errores, porque él vive para
levantarme el ánimo, perdonarme y
decirme lo que necesito escuchar.
Cuando Él me quita la sed yo siento
que también cura mis heridas.
Su palabra es perfecta, porque cuando
Él me habla todo vale la pena.
Esa es la sonrisa que quiero imaginar
toda mi vida, la persona que quiero
sentir tocando a mi puerta, quiero que
sea la visita que se ve bajando por el
camino de nuestra casa. Yo se que una
vez murió por mi, y vivirá la eternidad
para darle continuidad a mi vida.
Y hay muchas cosas más que decir,
pero sólo me basta mencionar: Jesús.


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